El buque Celanova entra en zona portuaria de Manila gracias a la gestión de ITF y UGT.

El gasero de bandera española Celanova, abandonado en Filipinas desde diciembre de 2019 consigue autorización para fondeo en zona portuaria.

Después de muchos esfuerzos y periódicas solicitudes por parte de ITF a las autoridades portuarias filipinas (además de otros organismos como el sindicato filipino Amosup, con quien UGT ha mantenido contactos) para que se autorizase el atraque del buque Celanova en puerto (Manila, o cualquier otro de la zona) y gracias a la repercusión mediática que ha tenido el asunto, tanto en España como en medios especializados a nivel internacional, se ha conseguido un primer paso: que las autoridades portuarias filipinas autoricen el fondeo del buque en zona portuaria. El pasado domingo a las 19:50, hora local filipina, el Celanova quedó fondeado a una milla de Manila.

El atraque del buque estuvo, hasta ahora, condicionado a la contratación de un remolcador de guardia al costado del buque. El hecho de que el buque y la tripulación estén abandonados imposibilita el pago de ese servicio y, por tanto, el atraque. Sorprende que ahora, por fin, hayan autorizado el acercamiento del buque –que no su atraque– y, fondeado a una milla del Puerto de Manila, no se le exija tal servicio, cuando, en las circunstancias en las que se encuentra (sin timón, con fondeo en precario y próximo a otros buques y la costa) el fondeo no parece la mejor solución.

Los tripulantes han recibido también suministros –combustible, agua dulce, medicinas y provisiones– por lo que la situación y el ánimo a bordo ha mejorado considerablemente respecto al viernes pasado, cuando fondeados a 13 millas de Manila y esperando un tifón, la tripulación permanecía a bordo del buque sin el abastecimiento elemental para el desarrollo de la vida a bordo y para una mínima seguridad.

Es un pequeño avance, pero necesario para que los 15 marinos puedan afrontar el tiempo que se tarde en resolver su situación.

Cabe recordar que permanecen fondeados en Filipinas desde el 17 de diciembre, que se les adeudan muchos meses de salario, que sus familias están desesperadas y sin recursos y que, todos ellos, tienen que regresar a sus casas a la mayor brevedad.

Desde ITF, tanto en España como en Filipinas, seguimos trabajando para que los derechos de los marinos embarcados sean por fin respetados y, de acuerdo con los preceptos del Convenio sobre el Trabajo Marítimo de la OIT (2006, en vigor desde 2013 y ratificado por España y Filipinas) el proveedor de la garantía financiera (American Club) pueda satisfacer el pago de hasta cuatro nóminas, como reza el precepto legal mencionado, y asuma los gastos de repatriación de toda la tripulación.

La mejor opción y la más rápida para la tripulación sería que, de haber algún interesado en la compra del buque, ésta se pudiera materializar. El banco hipotecario, Abanca, ha bloqueado hasta la fecha esta posibilidad. La opción del abandono del barco en Filipinas, el embargo del mismo por los acreedores y la posterior subasta sería, por la experiencia acumulada en muchos casos similares, la peor opción para todos los interesados y marcaría, probablemente, el final de este gasero español. Un barco parado, al contrario que un inmueble en tierra firme, pierde cada día mucho valor.